“Mejorar la vida puertorriqueña”. Así expresó Duncan del Toro (1919-1950) la meta que se proponía lograr a su regreso a Puerto Rico en 1942, luego de obtener un título en diseño industrial del Carnegie Institute of Technology en Pittsburgh, Pensilvania. Venía de cumplir un sueño que acariciaba desde sus días en la Academia del Perpetuo Socorro y la Central High de Santurce, un sueño inspirado en los valores y destrezas que había heredado de su familia: poner su creatividad al servicio de su país. Un viaje de adolescencia por Estados Unidos, donde visitó fábricas de automóviles, le reveló las posibilidades de combinar el arte y la industria, lo bello y lo útil. De regreso a Puerto Rico, su norte quedaba claro.
“Duncan del Toro: Diseño–Producto–Boricua” presenta una selección de trabajos que ilustran los principios que guiaron la carrera de este diseñador: el compromiso con el desarrollo de una industria de diseño puertorriqueña, el uso de materiales locales para la manufactura y una propuesta estética atemperada a los valores de la vida en un Puerto Rico moderno. Los diseños de Del Toro, muchos quizás ideas sin realizarse, dan testimonio de su ingenio y su ambición.
El vaivén de las modas y un fuego en 1970 en la fábrica donde se almacenaba casi toda la documentación de su trabajo dejó su obra a voluntad del olvido. Su legado sobrevive en la memoria colectiva y en colecciones de periódicos en las bibliotecas del país. Con motivo de esta muestra, un grupo de diseñadores industriales contemporáneos rinde homenaje a la figura de Del Toro dando vida a tres diseños que alguna vez se dieron por perdidos. A 100 años de su natalicio, esta exposición se propone dar visibilidad a su trabajo y a su aspiración de una transformación social a través del diseño.